Martín buscó por todos lados sus tenis viejos pero no los encontró. Él es un hombre formal. Siempre zapatos y camisa. Odia todo lo que tenga que ver con lo deportivo. Futbol, tenis, beisbol, basquetbol. Los Juegos Olímpicos, la Copa Mundial de Futbol, la Copa América, Copa Libertadores, Champions League. Ese mundo sudoroso lo aborrece.
Sin embargo, ahora necesita recurrir al deporte. Notó una pequeña panza. Panza de la edad. Panza de sedentario supremo. Quiere salir a correr por las mañanas, por eso busca sus tenis viejos.
Los buscó hasta en el rincón debajo de la cama y no los encontró. Los buscó en el ropero, atrás de la ropa que no usa y no los encontró. En la sala tampoco estaban. En la cocina menos. Hasta echó un ojo a los cables de luz y ni colgados los vio.
Tanta falta le hacen sus tenis. Ya tiene el pants, playera y su reproductor de mp3, mas sin el calzado deportivo no puede salir. Se sienta. Piensa arduamente qué hacer. Así que se quita las pantuflas y se recuesta en la alfombra. La mejor opción son las abdominales:
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete…
Martín hace ejercicio, pero aún odia el deporte.
Quince, dieciséis, diecisiete…
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