Martín odia las fuentes. Un requisito para visitar un sitio, es que éste carezca de fuentes. A causa de dicho requisito, Martín no sale mucho de viaje.
Cerca de su trabajo hay un parque. En el parque hay una fuente. La fuente, por fortuna, no sirve. De lunes a viernes, Martín come en el parque. Muy cerca de la fuente. Le alegra ver la inutilidad de dicho objeto. Ama el silencio que la fuente produce.
Siempre se pregunta cómo sería la vida si las fuentes fueran así de silenciosas y secas. La vida podría ser mejor. Roma sería mil veces más bonita. Martín podría viajar a Italia y conocer Roma. Así, seguro que la vida sería mucho mejor.
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